miércoles, 11 de marzo de 2015

Generalidades sobre el sub-proyecto LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN VENEZUELA

Preámbulo

 

El sub-proyecto “La Educación Superior en Venezuela”, de la Maestría Docencia Universitaria, de la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora, Vicerectorado de Producción Agrícola del estado Portuguesa (de aquí en adelante UNELLEZ-VPA), está diseñado para hacer un acercamiento crítico al contexto en el que se desenvuelve la Educación Superior en Venezuela. El punto es reconocer la misión de la educación superior y proyectarla, en el marco del interés que hoy día tiene las universidades como herramienta de acción para profundizar el proyecto de país que está descrito en la Ley del Plan de la Patria (2013-2019), y en documentos del Ministerio para el Poder Popular de la educación Universitaria, Ciencia y Tecnología.

 


Obra de Belén Girard, 2014.
 
 
En un aspecto puntual, es un subproyecto que va detallando el carácter de docencia, investigación y extensión, que domina el espectro de la función universitaria, buscando encontrar coincidencias y divergencias, que delimitan el alcance de la educación superior en una sociedad global más competitiva y con nuevos perfiles profesionales debido a los adelantos científicos y tecnológicos.


En cuanto a la administración del subproyecto, este se encara desde una perspectiva socio-crítica, en la cual la postura interpretativa y valorativa de los participantes constituye el fundamento básico de la dinámica pedagógica. Por otra parte, es fundamental el aporte que el participante dé a la cátedra (textos recientes sobre el tema, nuevas teorías, estadísticas recientes, entre otras). Es un proceso activo de enseñanza-aprendizaje, en el cual ha de sobresalir lo mejor de cada participante en el alcance de los objetivos instruccionales del subproyecto.

 
Desde el punto de vista ontológico, es un subproyecto para venir a enriquecer con conocimiento y saberes; la egolatría, las cosas que dan valor ínfimo al ser humano, no las necesitamos. Queremos investigadores profesionales humildes, sinceros, apegados a valores. Si cumplimos este perfil, sin duda construiremos un peldaño importante en este edificio de saberes que es la maestría en Docencia Universitaria.



En Venezuela hay también aportes teóricos en razón de la visión de las universidades, pero son, como lo expresa en un ensayo Gonzalo Aquiles Serna Alcántara, de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, México, refiriéndose a la realidad mexicana en cuanto a los estudios sobre educación superior, “harto difíciles”, debido al escaso trabajo teórico acerca del tema, ya que la mayoría de los estudios sobre la educación superior se concentran en planes o informes de actividades, ofertas de servicios o ponderación de resultados. (Serba Alcántara, 2007, p.2) Lo mismo ocurre en la realidad venezolana; sin embargo, encontramos en teóricos, más bien crítico-reflexivos del pensamiento educativo, algunas aristas que tocan el problema de fondo extensionista y que en su medida han abordado el papel de las universidades en los últimos cincuenta años desde la perspectiva del vínculo universidad-comunidad. Así se nos presentan: Luís Beltrán Prieto Figueroa (1902-1993), Arturo Uslar Pietri (1906-2001), Alfonso Gándara Feijoo (1929-1995) y Orlando Albornoz (1950 - ).
 

Luís Beltrán Prieto Figueroa, en un ensayo escrito en la década del setenta, titulado El Estado y la Educación en América Latina (1977), resume la experiencia de la educación superior venezolana y la relaciona con sus postulados del educador como líder, destacando el papel de las universidades en el futuro del país. Es uno de los primeros en avizorar que el vínculo universidad-comunidad tenía que estar inmerso en un proyecto de país, no de Gobierno; el Estado pertenece, parafraseando sus palabras, a todos y debe tener una orientación que todos compartamos. Los Gobiernos son personalizaciones de cómo guiar la orientación del Estado, pero no son el Estado: el Estado somos todos. (Prieto Figueroa, cuarta reimpresión 2006, p.12)


En cuanto al papel de las universidades ante los cambios y desarrollos tecnológicos de vanguardia, Prieto Figueroa expresaba: “La Universidad para ser moderna, debe ponerse a tono con la época, debe mudar, cambiar de modo de ser…” (Prieto Figueroa, 2006, p.209) Y esa universidad que asumió una conducta conservadora durante la colonia se convirtió en el siglo XX en una instancia crítica de la sociedad. Si bien es cierto que tuvo grandes obstáculos (Gobiernos de Juan Vicente Gómez. 1908-1935; y de Marcos Pérez Jiménez, 1952-1958), pudo resguardar su capital crítico y generar desde él movimientos políticos y sociales que le dieron un nuevo sentido a las relaciones humanas y de poder en Venezuela.

 


Obra de Pierre Adrien


La universidad asumió para sí los problemas del desarrollo; expresó a través de sus académicos que se requería técnicos especializados, personas científicamente capaz para intervenir en los procesos de producción, distribución y consumo de riqueza. La investigación, nos dice Prieto Figueroa (2006), tomó importancia y la vía expedita para dar a conocer los resultados del avance científico y técnico, era a través de la programación de actividades de extensión. Así comenzó, a finales de la década del sesenta, una revisión del papel de las universidades en su aporte técnico a las políticas de desarrollo del país. Al principio con pasos tenues, pequeñas incursiones en la maraña burocrática, pero hubo la intención clara de prestar un apoyo sostenido a las intenciones del Estado por involucrarse en la dinámica mundial.

 

Esta visión que nos describe Prieto Figueroa trajo una desfiguración del verdadero sentido del para qué estaban las universidades; la preocupación no debería estar circunscrita a graduar doctores o altos especialistas para contribuir con la política de desarrollo nacional, sino crear en el estudiante una conciencia social, “…que lo lleve a estudiar los problemas de la nación y a poner su voluntad entera en la mejor manera de resolverlos…” (Prieto Figueroa, 2006, p. 217)

 

Es decir, las universidades están para modelar un ciudadano (a) consciente de su responsabilidad social, en el dominio de un conocimiento especializado o técnico; pero las universidades en este sentido han descuidado su papel fundamental y han desviado sus intereses hacia la mercantilización educativa, donde se pasa del “socio de aprendizaje” al “socio de capital”. Prevalece lo económico-administrativo sobre lo político-social.

 

En este sentido Arturo Uslar Pietri es más crítico. Asumió un cuestionamiento agudo a la Universidad venezolana a comienzos de los ochenta. A su juicio la Universidad venezolana carece de disciplina suficiente, tiene un bajo nivel de enseñanza y los docentes no están comprometidos con su academia; se han creado centros de formación universitaria improvisados, en donde la mercantilización de la educación tiene mayor importancia que la formación de un profesional crítico y reflexivo. Así mismo, aprecia que el papel de las universidades debería estar enmarcado en una revisión de los saberes existentes para desde allí proponer nuevos saberes; en este asunto radica el desarrollo. Un país que repite lo mismo de otro queda para imitar y reproducir, por lo cual por mucho saber que tenga seguirá dependiente de las ideas de otros; pero un país que produzca su matriz de conocimiento y genere vanguardia en las diversas áreas del saber, por muy minúsculo que sea territorial y demográficamente, es una potencia de desarrollo incalculable. Ante esto se ha de ocupar el trabajo de las universidades, sin descuidar los asuntos prioritarios que desde el conocimiento de la técnica puedan dar respuesta inmediata al colectivo. Las universidades están para prestar un servicio técnico de primera porque no sólo cuentan con la pertinencia del saber, sino con la pedagogía para darse a entender y transferir efectivamente los saberes. (Uslar Pietro, 1982, Pp. 71-72)

 

  Pero esos saberes han de estar coordinados, orientados por un proyecto de país que tome los insumos de conocimiento y los transforme en beneficios, confort, mejor calidad de vida para el colectivo. Un tratamiento al respecto se esforzó en darlo por varios años el pensamiento reflexivo del jesuita Alfonso Gándara Feijoo. Este gallego-venezolano, dejó en dos trabajos sucintos los fundamentos de una sociedad ideal en la cual a través del vínculo universidad-comunidad se alcanzara un desarrollo consecuente con los principios humanistas, contrarrestando los daños colaterales de un capitalismo de estado incipiente.




Obra de Pierre Adrien
 

En La sociedad autogestionada: un proyecto liberador” (a1983) y “Del Derecho al Estado Social de Derecho” (b1983); Gándara da forma a los diversos criterios con que ha sido encarada la sociedad, en especial la sociedad latinoamericana y la que a él le tocó vivir y conocer, la venezolana.

 

Es evidente, expresa Gándara, que estamos ante una “era Global”; esta era está marcada por la dominación en el Saber, el Tener y el Poder. En la mayoría de las sociedades las estructuras, organizaciones e instituciones que no se involucren con el individualismo y sus consecuencias materialistas de lucro y explotación, parecieran estar fuera del espiral desarrollista. Por esta razón se hace imperioso reivindicar la condición ontológica de los sujetos en la historia, en donde se aprecie la condición de persona y no de individuo, puesto que la persona participa en la comunión de las expectativas y necesidades del colectivo; y el individuo es sólo una cifra fría en el inventario del capitalista. (Gándara Feijoo, a1983, p. 15)

 

A juicio de Gándara hay dos modelos de sociedad que coexisten: uno, el modelo de Sociedad y de Estado, que vendría a ser la herencia del mundo occidental, que se ha amparado en incursiones de organización política de la sociedad que ha terminado en grandes fracasos, ya sea bajo la propuesta de un capitalismo liberal como bajo la alternativa de un socialismo de cuño soviético que no llenó las expectativas de las personas; ninguna de estas experiencias han logrado implantar una democracia real que “…implica necesariamente la participación activa, solidaria, responsable de todos los ciudadanos en la vida económica, social y  cultural en todos sus niveles”. (Gándara, a1983, p.22)

 

Por otro lado, el modelo Revisionista que busca readaptar los ideales liberales y socialistas a las realidades de los sistemas políticos de corte democrático, es decir, construir desde el fundamento de la democracia política instituciones y valores ciudadanos inspirados en la libre empresa del liberalismo que trae consigo explotación y miseria; o instituciones y valores ciudadanos socialistas que bajo la consigna de y una sociedad igualitaria  justifica la centralización de poder y la influencia de grupos radicales en la conducción del Estado. Son modelos complementarios que bajo la metodología del ensayo-error pretenden organizar la sociedad, pero que no “…abordan con realismo y exigencia ética el problema…de la naturaleza, estructura, funciones y modos de participación en el poder social y político de los grupos intermedios…” (Gándara, a1983, p.23)

 

Estos grupos intermedios son instancias democráticas que propician la construcción de una sociedad autogestionada, que a juicio de Gándara es la que debería prevalecer en la realidad sociopolítica latinoamericana. Esta sociedad con carácter de participación activa, es democrática y humanista, por ende es igualitaria y propicia la emancipación de los oprimidos. Busca la justicia, la equidad institucional; no es una sociedad, expone Gándara, que manipule el colectivo, sino que lo concientiza.

 
 
Obra de Pierre Adrien
 
 
 
¿Qué en la sociedad autogestionada propiciaría los cambios necesarios? Las universidades; estos serían los centros de difusión y organización de la sociedad a través de los diversos programas académicos que allí se ejecutan, en especial la figura de la actividad extensionista como vínculo directo de la universidad con las personas. En el caso venezolano, la democracia de partido que existía para el momento de la redacción de los trabajos de Gándara, hacia palidecer el modelo de sociedad autogestionada; actualmente es aún una propuesta utópica, puesto que el modelo político propuesto por el Gobierno vigente (desde 1998 hasta el presente) está inmerso en una transformación del Estado, de una visión neoliberal-integracionista a una socialista-humanista, que impone como condicionante criterios de control y centralismo en la toma de decisiones. La sociedad autogestionada se vale de los criterios de participación y federación para articular toda una propuesta liberadora e “integralista” que haga posible un Estado Social de Derecho, y no una modalidad de Estado ideologizado.

 

El Estado Social de Derecho, expresa Gándara (b1983), para que sea auténtico y operativo, “…debe promover y garantizar una verdadera democracia política, económica y social, que haga efectiva la participación de los más en los bienes materiales y culturales de la colectividad, y sirva de freno eficaz a las ambiciones y apetencias desmedidas e insolidarias de los poderosos y privilegiados que son los menos… (p.89)

 

En este sentido ese Estado Social de Derecho debería garantizar un sistema educativo que actúe como instrumento de promoción humana e intelectual, capacitando a los hombres, y acá apreciamos el sentido estratégico que cobra la extensión universitaria, para profundizar los caminos democráticos y productivos del país. (Gándara, b1983, p.89)

 

Porque, y en este punto culmina uno de los trabajos de Gándara (b1983), “…un Estado, un Gobierno que no es capaz de atender y solucionar los problemas materiales y culturales de todos sus ciudadanos, traiciona su propia naturaleza de Promotor del Bien Común e incluso pierde su propia razón de ser y el fundamento de su legitimidad” (p.90).

 

La percepción de Gándara del extensionismo como servicio y responsabilidad social de las universidades queda evidenciado en su propuesta de una sociedad autogestionada, esto nos hace resaltar un elemento común en los teóricos abordados: la necesidad de una sociedad democrática, socialista o liberal, para llevar con pertinencia el vínculo universidad-comunidad.


En este aspecto, y quizás bajo un perfil más crítico, Orlando Albornoz ahonda el tema de las universidades y el protagonismo de éstas en la sociedad global contemporánea. Albornoz plantea, en relación a la universidad latinoamericana, que “…los problemas esenciales corresponden a la necesidad de replantear las relaciones entre el Estado y la institución, caso en el cual se responde a nuevas realidades en la manifestación práctica de la educación superior…” (Albornoz, 2000, p. 14).


Esas nuevas realidades las simplifica Albornoz en dos aspectos: la tendencia a un espacio mayor ocupado en la educación superior por instituciones no universitarias; y el surgimiento de una tendencia a la privatización del espectro universitario, en donde el Estado acepta la tesis bajo la cual el antiguo patrón de la no imposición de matrícula queda pospuesta en el debate y se acepta, al menos en principio, que los aranceles de matrícula, entre otros elementos, son indispensables para la necesaria recaudación de fondos (Albornoz, 2000, p. 14).

 

Esta mercantilización de la educación superior, ha propiciado para Albornoz una exclusión desmedida en la incorporación de nuevos actores de la sociedad a las fuentes de conocimiento. Las universidades se han vuelto más complejas y su excesivo vínculo con el Estado ha propiciado un aislamiento de la sociedad, lo cual plantea la necesidad de un nuevo contrato social, en el cual el Estado funja sólo de mediador entre el vínculo universidad-sociedad, y se concientice en cuanto a que el proyecto de país involucra a todo el colectivo y no a un sector de la sociedad.

 

Las relaciones Universidad-Estado deberían pasar de acciones de control administrativo, a acciones de evaluación, en donde se sustituya la relación basada en el compromiso estatal de proporcionar aportes automáticos de recursos a las instituciones, “…por una relación más diferenciada y compleja donde las instituciones diversifican sus fuentes de ingreso y el Estado maneja las suyas en función de objetivos y metas convenidos…” (Albornoz, 2000, p.15).

 

Para la búsqueda de esa diversificación de ingresos por parte de las universidades, la extensión universitaria funge de estructura y vía expedita en la consolidación de actividades que promuevan la participación de la universidad en la comunidad y a la vez de esa relación surjan beneficios mutuos que le permitan a las instituciones superiores saldar el déficit presupuestario que les limita para expandir su ámbito de acción académica y de investigación.

 

Ahora bien, a juicio de Albornoz (2000), no hay que confundir el papel de las universidades en su función de extensión; ellas tienen un carácter y fin ligado a la producción de nuevo conocimiento y sus tareas de coordinación con las comunidades se han de limitar a actividades puntuales en renglones técnicos, pero no ha de ser asumida de forma corporativa o de empresa, para ello se ha de crear una nueva idea de institución de educación superior que no incluya sólo a las universidades, sino toda una gama de otras maneras de manejar y enfocar la educación postsecundaria… “En esencia, una universidad se dedica al problema del aprendizaje, no del entrenamiento; del conocimiento, no de la transferencia de destrezas y habilidades. Las universidades no son corporaciones, ni empresas, ni oportunidades de inversión, excepto en la visión mercantilista de la misma. Es decir, una universidad es un servicio intelectual que no es necesariamente rentable, financieramente hablando, no obstante se halle sujeta al control público…” (p. 16).

 

En síntesis, las visiones crítico-reflexivas de Luís Beltrán Prieto Figueroa, Arturo Uslar Pietri, Alfonso Gándara Feijoo y Orlando Albornoz, conforman una ventada particular de cómo se aprecia la esencia de las universidades, en especial las venezolanas, y el rol que de alguna manera cumple la función extensionista. De estas percepciones por la cual más nos inclinamos es la Albornoz, puesto que toca en concreto la diatriba entre lo que es la actividad extensionista y el papel de las universidades.

 

La denominada “municipalización de las universidades”, en el contexto de la política educativa universitaria vigente, ha querido a  “golpe y porrazo” crear condiciones de inclusión en los estudios superiores. Apertura de nuevas carreras sin condiciones mínimas para operar como programa académico, improvisación de aulas universitarias en Unidades Educativas Nacionales confeccionadas para adolescentes y contratación de personal docente sin cumplir requisitos de excelencia e idoneidad en las áreas de conocimiento respectivas, son sólo elementos generales de un problema de masificación de las oportunidades de estudio mal orientadas e impregnadas de una connotada improvisación.

 

Así mismo, se ha querido hacer ver a la actividad extensionista, confundiendo la responsabilidad social de las universidades de dar un servicio intelectual a alumnos y grupos organizados de la sociedad, como exponente de cursos y talleres para la formación en habilidades y destrezas a grupos no profesionalizados.  A las universidades hay que darle su lugar, su particular pertinencia de ser poseedora de un conocimiento nuevo, transformador.

 

            Hasta este punto se ha explorado en razón de la posición académica de quienes desde adentro de las universidades han visto el papel de ésta y de un modo u otro, han presentado un punto de vista acerca de la extensión universitaria. Pero se hace necesario enmarcar en un criterio general de interpretación cómo está delimitada la extensión universitaria en el contexto venezolano y qué elementos o componentes están alrededor de ella, ya sea consolidándola o redefiniéndola ante cambios en la responsabilidad social universitaria cada vez más radicales y complejos.

 

            En la realidad universitaria venezolana es necesario distinguir cuatro momentos de la actividad extensionista: uno, que está implícito en la declaración de principios de cada universidad y que define la intencionalidad conceptual y práctica de lo que se entiende por extensión universitaria; otro que está caracterizado por la posición normativa de la actividad extensionista y que tiene que ver con el vínculo Universidad-Estado, manifestada a través de una política de acción que no termina en germinar como una “política educativa extensionista” que a nuestro entender ha de ser el fundamento real y concreto del trabajo de extensión; un tercero que tiene que ver con las necesidades que tienen las comunidades y cuyo nivel de satisfacción de las mismas está en la posibilidad técnica e intelectual de las instituciones de Educación Superior; y el cuarto momento tiene que ver co n actividades propiamente de la comunidad universitaria en el vínculo Universidad-Sociedad, que responda a las comunidades cumpliendo una acción social que eleve el sentido de pertenencia de la comunidad hacia sus universidades.
 
 
La razón de ser de las universidades es la generación de nuevos conocimiento; y ese conocimiento ha ido tomando su cauce en razón de las revoluciones que han marcado la civilización humana. Desde tiempos de la llagada de Colón a tierras de América, el proceso que más tomó importancia en las relaciones sociales y de poder, fue el de transculturización. Y este proceso no sólo modeló las costumbres y el lenguaje de nuestros aborígenes, sino que les creo dependencia de objetos e instrumentos que para entonces eran desconocidos para aquellas tribus primitivas. Fue el enfrentamiento de dos civilizaciones y el triunfo de la más avanzada en razón de tecnología. Por ello, las universidades han tomado como prioridad generar nuevo conocimiento tecnológico y modernizar, entendiéndose este término como reconocimiento de los últimos avances en un área o tipología del saber, a efecto de desarrollar crecimiento y mejores condiciones de vida. En este aspecto valga retrotraer algunas ideas de filósofos que entendieron la importancia de la tecnología. Ahondando en los significados que la presentan como asistencia especializada en la función extensionista.

 

El término que se aplica al proceso a través del cual los seres humanos diseñan herramientas y máquinas para incrementar su control y comprensión del entorno material, es lo que se conoce como tecnología. Su significado proviene de las palabras griegas tecné, que significa "arte" u "oficio", y logos, "conocimiento" o "ciencia", "área de estudio"; por lo tanto, la tecnología es el estudio o ciencia de los oficios. Algunos historiadores científicos argumentan que la tecnología no es sólo condición esencial para la civilización avanzada y muchas veces industrial, sino que también la velocidad de cambio tecnológico ha desarrollado su propio ímpetu en los últimos siglos. Las innovaciones parecen surgir a un ritmo que se incrementa en progresión geométrica, sin tener en cuenta los límites geográficos ni los sistemas políticos. Estas innovaciones tienden a transformar los sistemas de cultura tradicionales, produciéndose con frecuencia consecuencias sociales inesperadas. Por ello la tecnología debe concebirse como un proceso creativo y destructivo a la vez.

 

Para el filósofo español José Ortega y Gasset (1965) el animal siente hambre, pero al tener como vitalidad sus instintos, no piensa en cómo satisfacerla sino en cómo eliminarla; en cambio el hombre busca alternativas para satisfacerla no sólo en el momento, sino pensando en la necesidad que vendrá al paso del tiempo de la saciada. El animal no puede retirarse de su repertorio de actos naturales, no está en su condición de ser vivo trascender más allá de su naturaleza, pero el hombre, que ve su momento de vida como circunstancia y no como permanencia, busca salidas por encima de esos actos naturales y recrea su acción sobrenatural construyendo alternativas de otros actos: una casa, el cultivo de alimentos, la caza, armas, o el automóvil. Esos actos humanizados presuponen y llevan, en sí la invención de un procedimiento que nos permite, dentro de ciertos límites, obtener con seguridad, a nuestro antojo y conveniencia, lo que hay en la naturaleza, pero que necesitamos. De donde resulta que estos actos modifican o reforman la circunstancia o naturaleza, logrando que en ella haya lo que no hay –sea que no lo hay aquí ahora cuando se necesita, sea que en absoluto no lo hay- . Pues bien: éstos son los actos técnicos, específicos del hombre. El conjunto de ellos es la técnica, que podemos, desde luego, definir como la reforma que el hombre impone a la naturaleza en vista de la satisfacción de sus necesidades (p.24).

 

Ortega define la técnica no como lo que el hombre hace para satisfacer sus necesidades, sino como la reforma de la naturaleza, de esa naturaleza que hace de los hombres necesitados y menesterosos, quedando las necesidades relegadas por el problema de su satisfacción. En el mismo sentido expresa Ortega: "La técnica es lo contrario de la adaptación del sujeto al medio, puesto que es la adaptación del medio al sujeto…" (p.26)

 

Ahora bien, podríamos preguntarnos: ¿se está definiendo tecnología como técnica? ¿Son acaso lo mismo? No se podría decir que son lo mismo, puesto que el radio de acción de la tecnología es diferente al de la técnica y viceversa, pero en el plano epistemológico se hace referencia al instinto de innovación y cambio que el hombre imprime en su relación con la naturaleza y la sociedad. La tecnología es la creación y uso de utensilios para dominar la naturaleza, la técnica es el motivo que origina la creación y uso de esos utensilios. Es decir, están ligados en significado de uso y costumbre, aunque tengan en determinados momentos bifurcaciones diferentes. Aunque si vamos a jerarquías analíticas primero fue el germen de la técnica y luego, en ese proceso de masificación propio de las acciones humanas, surgió la tecnología como síntesis de toda la evolución de esa técnica que en un principio fue inspiración y razón humana de diferenciación.

 

En este sentido, podemos definir la tecnología como el conjunto de herramientas hechas por el hombre, como los medios eficientes para un fin, o como el conjunto de artefactos materiales. Pero la tecnología también contiene prácticas instrumentales, como la creación, fabricación y uso de los medios y las máquinas; incluye el conjunto material y no-material de hechos técnicos; está íntimamente conectada con las necesidades institucionalizadas y los fines previstos a los cuales las tecnologías sirven. Cuando los autores incluyen un amplio rango de aspectos en sus perspectivas sobre la tecnología, piensan a lo largo de líneas de una vieja y bien establecida tradición. Desde los tiempos de Aristóteles, la tecnología está constituida por cuatro elementos: materia, forma, fin y acción eficiente.

 

La tecnología es una actividad socialmente organizada, planificada que persigue objetivos conscientemente elegidos y de características esencialmente prácticas. No sólo invade toda la actividad industrial, sino también participa profundamente en cualquier tipo de actividad humana, en todos los campos de actuación. El hombre, moderno utiliza en su comportamiento cotidiano y casi sin percibirlo una inmensa avalancha de contribuciones de la tecnología: el automóvil, el reloj, el teléfono, las comunicaciones, entre otros.

 

La tecnología puede ser considerada, en acepción de Friedrich Rapp (1981),  desde dos ángulos diferentes: como una variable ambiental y externa y como una variable organizacional e interna: La Tecnología como Variable Ambiental es un componente del medio ambiente, en la medida en que las empresas adquieren, incorporan y absorben las tecnología creadas y desarrolladas por las otras empresas de su ambiente de tarea en sus sistemas; y La Tecnología como Variable Organizacional es un componente organizacional en la medida en que hace parte del sistema interno de la organización, ya incorporada a él, influenciándolo poderosamente, y con esto, influenciando también su ambiente de tarea.

 

Rapp, establece que los actos humanos que han hecho posible el avance de la técnica, se debe al "acto del conocer". La invención conocida es una combinación de elementos materiales que persigue mostrar determinadas técnicas que coinciden con necesidades humanas. "El hombre, al traducir el ser potencial de formaciones técnicas ya dadas de antemano, actúa como una continuación de la Creación; en la creación técnica, Dios se sirve del hombre para continuar su Creación…" (1971, p.11).

 

Es irónico observar como cada descubrimiento que beneficia al hombre y hace que avance unos 100 años más en el conocimiento acerca de su mundo, dé como resultado la destrucción de miles de años de trabajo realizado por la naturaleza en tan solo unos años; nos referimos con ello a los grandes desastres que han atormentado la naturaleza. La contaminación con plaguicidas, los derrames de petróleo en el mar, los peligros de la radiación nuclear y los incendios forestales que amenazan a los ecosistemas de la Tierra. Es esencial para la defensa de la vida en el planeta que se difundan y analicen los errores que han llevado a situaciones de grave daño ecológico.

 

Las edades en las cuales el Hombre ha vivido se han denominado por los materiales que él preferentemente ha usado: piedra, bronce, hierro. Hoy no estamos en la era de un solo material, es la época de un inmenso rango de materiales. Nunca ha existido una época en la cual la evolución de los materiales fuese tan rápida y el rango de sus propiedades más variado. Una de las razones de la evolución técnica e industrial de los países desarrollados es que, cuando fue preciso, la industria encontró entre los materiales existentes, las propiedades necesarias para prestaciones extremas.

 

Ante esta situación valga hacer una identificación de los factores que han influenciado sobre la industria desarrollada: Necesidad de economizar energía; Urgencia de conservar el medio ambiente; Conveniencia de disminuir el consumo de materiales estratégicos; y Necesidad de aumentar su competitividad en los mercados.

 

Se ha de consideran materiales estratégicos aquellos que reúnen las siguientes características: No se producen, o al menos, no se obtienen en cantidades suficientes; Son esenciales para la producción industrial; Tienen pocos o ningún otro sustituto, y su reciclaje es difícil; y La producción está concentrada en un número restringido de terceros países. Lo expresado en las líneas anteriores es un acercamiento al tema tecnológico desde el punto de vista socio-institucional, término que se acuñara en una investigación acerca del tema  y que tuviera como apoyo la orientación de Alexis Mercado, uno de los más reconocidos estudiosos del área en Latinoamérica.

 

Ahora bien: ¿cómo entender, desde el ámbito extensionista, la generación de tecnología alternativa? Sin duda es un enfoque más político que institucional; porque una de las directrices de la actual gestión de Gobierno en Venezuela es la de un desarrollo endógeno, sostenible y ecológico. Entendiéndose por desarrollo endógeno aquello que pueda ser acometido desde el carácter técnico y humano, por una comunidad, para mejorar las condiciones de existencia en términos integrales (Mas Herrera, 2005, p.51). Y como orientación sostenible y ecológica, la búsqueda de confort pero en ambiente controlado que disminuya el impacto ambiental y  que permita hacer frente a las necesidades del presente sin poner en peligro la capacidad de futuras generaciones para satisfacer las necesidades del colectivo.

 

En este aspecto la función de la universidad cumple como acción prestar asistencia técnica a las comunidades para que conjuntamente con los docentes e investigadores, se busquen opciones para ir desprendiéndonos de la dependencia impuesta por el monopolio comercial de los países desarrollados.

 

A tal efecto, y entrando en el área educativa, está el llamado software libre que no es más que el control sobre el código fuente de un programa o sistema informático determinado que puede ser abaratado y difundido masivamente, abriendo posibilidades para la investigación etnográfica o sociológica, sin el alto costo de los paquetes informáticos. Otro ejemplo alegórico a la tecnología alternativa que pudiera promover la función extensión, es el que tiene que ver con la sustitución del petróleo como principal fuente de energía. Como bien conocemos el petróleo es un producto natural no renovable y que en determinado momento habrá sido consumido en su totalidad, por lo cual los países que cuentan con este recurso, como Venezuela, lejos de invertir para evitar que se produzcan sustitutos energéticos del petróleo, ha de promover la investigación de fuentes alternativas de energía para asegurar a las futuras generaciones de otros medios energéticos que permitan el desarrollo de la civilización humana.

 

            Siguiendo el sentido de las ideas anteriores podemos establecer que lo tecnológico juega un rol preponderante en las responsabilidades de atención y apoyo que las universidades deban prestar a las comunidades. La materialización de este accionar de apoyo lo hace la función extensión a través de la planificación estratégica y la elaboración de proyectos, que sirven de vía expedita para difundir los avances tecnológicos y por ende la integración de las comunidades en dichos avances.

 

            Un  aspecto que está relacionado con la asistencia técnica de la función extensión es la elaboración de proyectos construidos para ser aplicados en problemas puntuales de las comunidades; estos proyectos que elaboran alumnos y profesores, conocidos como proyectos factibles, representan un importante insumo para los organismos gubernamentales; es por esta razón que en esa visión de la universidad en su relación con el Estado, priva actualmente la necesidad de incorporar estos puntos de vista técnicos que permitirían, integrándose en una acción conjunta con las instancias municipales y locales de gobierno, dar respuestas oportunas y eficientes a los problemas que afecta o inciden sobre el colectivo.

 

            En cuanto al Sistema Educativo Venezolano, desde la década de los ochenta, fue implementando políticas educativas que fortalecieran las Escuelas Granjas o Técnicas, en las cuales a los alumnos no sólo se les enseñaba el conocimiento universal, sino un arte u oficio que les adiestrara en habilidades y destrezas propias de su entorno de origen. Así los estudiantes de regiones como la llanera, eran preparados en oficios propios del agro y la cría; los de regiones centrales, en el manejo de instrumentos industriales, como el soldador de metal, el manejo del hierro, entre otros; actualmente, y luego de un tiempo sustancial de letargo de estas Escuelas Industriales, ha vuelto al tapete su pertinencia en una sociedad cada vez más necesitada de mano de obra calificada para la industria y la agricultura.

 

            En este sentido hoy la educación en Venezuela propone los Liceos Bolivarianos, instituciones que consideran el trabajo como compromiso social, desarrollo integral y bien común colectivo; en el cual se amerita la orientación técnica de las universidades para elevar el conocimiento y la producción de recurso humano en sintonía con los avances tecnológicos modernos.

 

            En una palabra, se trata de que la función extensión sea un instrumento de difusión y asesoramiento para los educandos que luego se integraran al sistema educación superior con un conocimiento de entrada aceptable en la temporalidad y en las exigencias del entorno social.  Si hay algo que prevalece en la crítica al sistema de educación superior que desde el 2000 inició un proceso franco de apertura y masificación, es la subestimación de la capacidad de investigación y docencia, por el hecho de no producirse en estas funciones nada palpable que repercuta en beneficios del colectivo. Y el problema que se ha presentado en tal aspecto obedece más a la ausencia de una política de difusión y extensión que conjugue las funciones de las universidades para orientar sus acciones hacia metas de desarrollo social, cultural, político y económico. Hace falta integrar las tres funciones de la universidad; hay un distanciamiento en sus objetivos y finalidades, puesto que se ha apreciado que el interés de las comunidades ha sido participar en la programación cultural y recreativa de las instituciones de educación superior, ante la falta de un mecanismo dialógico que integre a la comunidad con la docencia e investigación.

 

            Para ahondar en el punto y tomando elementos teóricos del pensamiento de Bourdieu, identificaremos el capital simbólico inmerso en las funciones investigación y docencia, así como su desenvolvimiento en el espacio social y las variables que determinan la violencia simbólica, obstáculo en la valoración de los hechos sociales que inciden en el acto pedagógico y por ende en el distancia de éste de cualquier vínculo con la función extensión. 

 

            La investigación constituye la vía para la obtención de nuevo conocimiento. En el marco de las universidades venezolanas esta función la cumplen a través del personal docente y en algunos casos, personal adscrito, a título de investigador, a centros de estudio creados exclusivamente para la generación de conocimiento. Un ejemplo de esto es el Centro de Estudios para el Desarrollo (CENDES), ubicado en Caracas, que está adscrito a la Universidad Central de Venezuela.

 

            En tal sentido las universidades han creado canales expeditos para la orientación del proceso de investigación, aunque no han puesto igual interés es en la formación de investigadores. En un extenso trabajo de campo, de Jacqueline Hurtado de Barrera (2000), titulado “Retos y alternativas en formación de investigadores”, se explora esta función y se llega a la conclusión de que si bien en las universidades nacionales se cuenta con programas orientados a la formación de profesionales de alto nivel, no contienen las orientaciones epistémicos, los contenidos metodológicos ni la configuración curricular necesaria para formar investigadores-metodólogos capaces de hacer ciencia de la ciencia y de formar a otros investigadores, aunque es posible que puedan proporcionar una base investigativa de apoyo a la labor profesional de los egresados (p.245).

 

 

            Aunado a esto, agrega Hurtado de Barrera (2000), los docentes de metodología de la investigación, no tienen una formación óptima en la aplicación de metodologías cuantitativas y/o cualitativas, toda vez que desconocen su posición paradigmática-ontoepistemológica. La mayor debilidad está en la praxis de los procesos de investigación, no tienen experticia, desconocen la proporción real de sus eventos de estudio.

 

            Otra debilidad que tiene el docente-investigador, es que su dominio cognoscitivo está circunscrito a las primeras fases del proceso de investigación, teniendo gran dificultad en los pasos avanzados que exigen control y determinación de la confiabilidad y validez del estudio, lo que lo hace un conocedor superficial de la investigación, así como dependiente del conocimiento externo en el área que está contextualizando, limitando sus acciones independientes que le permitirían crear y/o adaptar nuevas estrategias metodológicas que enriquezcan el trabajo de investigación. (Hurtado de Barrera, 2000, Pp.246-247).

 

            En un sentido general, las universidades nacionales en Venezuela han enfocado su política de investigación hacia el estudio de la problemática del desarrollo integral regional y nacional, en todos los ámbitos del conocimiento. El espíritu de universidades como la UNELLEZ, la UNESR, la Universidad Central de Venezuela, la UPEL, entre las más destacadas; se deja ver en sus documentos y resoluciones, es planificar y diseñar actividades de indagación que brinden alternativas factibles para responder a las necesidades de la sociedad. La gran paradoja en esta intencionalidad, es que la relación universidad-Estado no ha pasado de ser, en el lenguaje coloquial, “un saludo a la bandera”; se firman convenios, intensiones, pero en la práctica no se articulan estrategias para incluir en los planes de gobierno la consideración de valerse de los trabajos que producen las universidades para focalizar soluciones a corto, mediano y largo plazo. Las investigaciones, en su gran mayoría (lo confirma estudios estadísticos de la Fundación Sypal de 1999), pernotan en los anaqueles de las universidades, entre el “polvo y el olvido”.

 


            Obra de Pierre Adrien
 
 
               En un esfuerzo por simplificar las políticas de investigación que caracterizan la normativa interna de las universidades venezolanas, identificamos cinco (5) líneas estratégicas puntuales:

 

1.- La vinculación de la investigación con los obstáculos de conocimiento en el marco de la docencia se presentan y con la vinculación con la problemática de la sociedad en lo referente a búsqueda de vías factibles para un desarrollo integral. Es decir, producir nuevo conocimiento para dotar a la docencia de fundamentos objetivos y contextualizados en la ejecutoria del acto pedagógico; e integrarse a los planes y proyectos del Estado para contribuir al desarrollo integral del país.

 

2.- Establecer un enfoque multidisciplinario de la investigación. Esto implica no sólo crear condiciones en los investigadores-docentes para la producción de nuevo conocimiento, sino involucrar a estudiantes y personal afín a las áreas de discernimiento académico, a efecto de darle forma a criterios interpretativos y comprensivos de la realidad, que no tenga un único enfoque, sino que pueda ser orientado y allanado desde las diversas tendencias del pensamiento.

 

3.- La educación permanente para los investigadores es una estrategia que aparece no sólo en el marco de la normativa de universidades nacionales, sino en la declaración de principios de universidades latinoamericanas y europeas; la necesidad de prever de recursos técnicos y financieros a la actividad de investigación pasa por perfeccionar el recurso humano de las universidades. Aunque en este sentido, hay voces críticas como la de Hurtado de Barrera (2000), quien expresa que esa formación continua no es del todo completa; dado que en “…Venezuela realmente no existe opciones para la formación de investigadores-metodólogos, dentro de un enfoque amplio, transdisciplinario y actualizado, que trascienda la concepción paradigmática de la investigación y se plantee el proceso investigativo como objeto de estudio y de indagación a partir de una reflexión científica, crítica y creativa sobre los supuestos epistémicos de la ciencia”. (p. 171)

 

4.- La vinculación de la investigación con los planes y programas de Ciencia y Tecnología. En este sentido, las universidades han avanzado en alianzas estratégicas con universidades internacionales y en el país con el CONICIT, buscando la promoción de equipos multidisciplinarios intra y extra institucionales que prioricen estudios en el ámbito de nueva tecnología, especialmente, tecnología alternativa, la cual amplié el mercado de ofertas  de servicio o de producto, para minimizar la dependencia y monopolio del capitalismo global sobre determinadas áreas del conocimiento.

 

5.- La vinculación de la investigación con la docencia y la extensión, a efecto de crear mecanismos de divulgación de los resultados de las investigaciones, no sólo con el interés de alcanzar llevarlos a las comunidades para la satisfacción de alguna que otra necesidad, sino para someterlo a la revisión del colectivo académico nacional e internacional y poder contar con criterios idóneos que perfeccionen los alcances de los estudios. Sólo confrontando procesos y resultados, estaremos asegurando investigaciones con estándares de confiabilidad y validez, aceptables. La sociedad actual es competitiva en los avances científico-tecnológicos, por lo cual para llegar a ella y contribuir con su desarrollo, es preciso contar con los respaldos de excelencia y reconocimiento de la comunidad científica mundial.

 

En la Ley de universidades, en la Sección IV, referente a las Facultades, el Artículo 47 expresa: “La Universidad realiza sus funciones docentes y de investigación a través del conjunto de sus Facultades. Por su especial naturaleza a cada Facultad corresponde enseñar e investigar una rama particular de la Ciencia o de la Cultura, pero todas se integran en la unidad de la Universidad y deben cumplir los supremos fines de esta…” En este mandato de ley no hay ni un ápice de letra que se refiera al carácter estratégico que debería tener la función docencia, incluyendo la de investigación, por lo cual deja un vacío que ha intentado ser llenado sin mucho éxito. Porque la universidad si bien tiene como función ser rectora en la educación, la cultura y la ciencia, tiene a la vez como responsabilidad el crear mecanismos de acción para que cada función interactuara entre sí, y a la vez se proyecte hacia las comunidades. 

 

En este sentido, especificando lo referente a la función docencia, Tejada Fernández (2001), describe tres niveles de contexto en los que debería estar inmersa dicha función para canalizar con efectividad su rol social: a) Contexto Sociocultural, donde el papel de la acción docente se concreta en la transmisión de una serie de valores, conocimientos y formas de actuar que se consideran fundamentales para la conservación de la cultura; b) contexto institucional, que representa la influencia directa de la cultura organizacional y el clima institucional sobre las acciones docentes. Por tal motivo, este contexto ha de ser allanado en la normativa a fin de que brinde al docente instrumentos de apoyo que le permitan equilibrar sus responsabilidades en el marco de las acciones académicas; y el contexto instructivo, en donde la función docente ha de delinear vías expeditas que proyecten el conocimiento de acuerdo a lo establecido en las unidades programáticas pero asumiendo el contenido como un insumo para la reflexión crítica y no el cultivo de la visión encajada de ideologías o premisas aprendidas.

 

En síntesis, la funciones investigación y docencia tienen un radio de acción determinado en las universidades venezolanas; el sentido y conexión que han de experimentar con la comunidad aún no está del todo normado y definido. Hay intencionalidad, vestigios de un interés en las estrategias del Estado para popularizar los estudios superiores. La función extensión ha aparecido relacionada con los aspectos inter-institucionales de la universidad, interviniendo en lo extra-institucional para acciones puntuales en asistencia técnica y en planificación de cursos o actividades especiales, direccionalizadas hacia el rol de difusión cultural que es el calificativo con que más se ha presentado en su relación con la comunidad.

 

Si hay un conectivo real entre Investigación y Docencia, con extensión, este tiene que ver con la difusión de aquellas dos funciones hacia la comunidad científica y la sociedad. Una actividad de difusión que no termina de coordinar los elementos comunicantes que relacionan como un todo a las tres funciones, porque al mencionar que entre Investigación, Docencia y Extensión, ha de existir un vínculo, éste tiene que partir desde las bases de cada función y no desde productos o procesos que devienen de ellas. Es decir, ha de existir una razón fundamentada en los principios de acción de las funciones para poder identificar elementos concomitantes que repercutan en beneficios de la comunidad.

 

En el año 2002, en Alicante-España, los vicerrectores y responsables de extensión de las universidades españolas, se reunieron en el denominado Congreso Rafael Altamira, para impulsar la función extensión no sólo hacia sus universidades, sino hacia todas las instituciones de educación superior que mantenían, y mantienen, vía convenios, relaciones con estas casas de estudio españolas.

 

En resumen, la declaración expresa en cinco puntos los caminos necesarios para  relacionar la extensión con la Investigación y Docencia: 1.- La extensión universitaria tiene como una de las misiones fundamentales la de erigirse en promotor de la creación y difusión del pensamiento crítico y del fomento de la comunidad universitaria y la sociedad en su conjunto; 2.- La extensión a de dar respuesta a las necesidades de su entorno, así como detectar, diagnosticar y contribuir a la solución de los problemas planteados en la sociedades contemporáneas; 3.- Las universidades han de constituir una red de acción que unifique criterios en razón de la extensión; 4.- La necesidad urgente de que las universidades normen los contenidos de la extensión universitaria, en este sentido se trata de reasignar a las funciones su misión, en razón de una visión en conjunto; y 5.- Los firmantes de la Declaración de Alicante constituyen una Comisión Permanente de Vicerrectorados de extensión universitaria, para promover objetivos de coordinación y trabajo entre las distintas universidades, así como iniciativas que pudieran ser de interés común.

 

Estos argumentos muestran el interés internacional por brindarle a la función extensión su lugar en el ámbito de la relación investigación-docencia; una de las instituciones venezolanas que se ha hecho eco de estas reflexiones en torno a la extensión en los últimos congresos y jornadas, ha sido la Universidad de Carabobo, la cual en su portal web oficial asigna a la función extensión el desarrollo y fomento de planes y programas de extensión que se establezcan en la Facultades; basta recordar lo expresado en el artículo 47 de la Ley de Universidades, de que la universidad realiza sus funciones docentes y de investigación a través del conjunto de sus Facultades, por lo cual el mandato de norma interna de la Universidad de Carabobo nos indica que en cada Facultad hay la disposición de generar acciones de extensión relacionadas con los roles particulares de Investigación y Docencia, en esos espacios concretos de formación.    

 

En una palabra, citando el documento sin fecha “Estrategias para la búsqueda de visión compartida en materia de responsabilidad social universitaria”, realizado por Jeannette Blanco de Méndez, del Núcleo de Autoridades de Extensión de las Universidades Venezolanas, las funciones de Investigación y Docencia, están integradas en las discusiones acerca del tema extensionista, a la orientación comunitaria que ha de ser la característica de la función extensión, no se trata de apreciar el compromiso social como actividades esporádicas que atiendan necesidades del colectivo, sino de que ese compromiso parta de una política de extensión unificada y enmarcada en estrategias de acción donde el común sea la visión compartida; y  entorno a que las universidades se transformen en formadoras de profesionales con conciencia social a través del servicio comunitario, tomando como protagonistas a estudiantes y profesores, a efecto de cubrir las necesidades reales de las comunidades, planificando en forma integrada con el currículum respuestas concretas que mejoren la calidad de vida y sea a su vez expresión de calidad de contenidos para el aprendizaje.

 

Si profundizamos la relación de la investigación-docencia-extensión, como un conjunto que responde al interés de la universidad de orientar en educación, cultura y ciencia, distinguimos conexiones de respaldo entre una función y otra. Cada función mantiene su autonomía y especificidad, lo cual no es suficiente para la consecución de metas académicas.

 

            La Docencia se estructura en razón de planes de estudio, en horas teórico-prácticas de aprendizaje, en trabajo de campo que implica relacionarse con las miembros de las comunidades (estudiantes), produciendo educandos formados y en cierta medida, con una conciencia social entorno a los problemas más sensibles que aquejan a la sociedad.

 

            La Investigación por su parte se mide en razón de los números de proyectos presentados a consideración de los comités académicos respectivos de cada Facultad; así como al número de investigadores y al nivel de confiabilidad y validez que esos investigadores dan a sus estudios.

 

            La Extensión, como ya se ha dicho con bastante pertinencia en anteriores párrafos, orienta sus actividades a la acción social, la asistencia técnica y a la planificación de programas de formación permanente para egresados, docentes y profesionales en general. Estos programas de formación son conocidos como cursos de ampliación de conocimiento y se han vuelto muy populares sobre todo en la comunidad de aspirantes a post-grados que ven en esta modalidad una vía para ir sumando méritos y lograr entrar a formar parte de la membresía de los estudiantes de cuarto nivel.

 

            En este sentido las atribuciones de las funciones universitarias convergen en el mapa organizacional en lo que a responsabilidad social se refiere; para cumplir esta responsabilidad, la universidad requiere el concurso de todas las funciones, siendo el hilo conductor el trabajo en las comunidades. La Docencia se integra a un trabajo comunitario en el cual funge de vínculo directo para la recolección de información y para la orientación científico-social del interés investigativo que lleva a la universidad a la comunidad.

 

            La investigación por su parte aborda la confección metodológica de proyectos cuya línea de estudio contenga problemáticas propias del entorno social. Esta situación ha motivado la utilización de la modalidad Proyecto Factible como mecanismo idóneo para el tratamiento de dichos problemas, los cuales requieren soluciones estratégicas a corto y mediano plazo.

 

            La extensión concentra sus tres acciones, asistencia técnica-acción social-educación continua, en difundir los productos de la investigación y docencia, tanto en las comunidades que serían beneficiadas directamente con el trabajo comunitario, como con el colectivo general, a efecto de proyectar el papel de la universidad y mostrar sus bondades en su relación con la sociedad.

 

             En el marco de estas observaciones se distingue un ambiente Intra-institucional, donde la universidad coordina las actividades de las tres funciones en su rol de protagonistas y portadora de un conocimiento técnico expedito para el logro de soluciones prácticas que beneficien a la comunidad; y otro ambiente Extra-institucional en el cual la universidad funge como instancia asesora, productora de nuevo conocimiento que se vincula con la institucionalidad de la sociedad y el Estado.

 

Información general a tratar en el subproyecto Educación Superior en Venezuela

 

Justificación

 

La educación superior  debe recuperar su papel relevante en la sociedad, generando a través,  del análisis, la visión compartida y el trabajo en equipo, los cambios tanto en el trabajo de aula, como a nivel de fundamentos teóricos, fines, funciones, visión y misión   de un proceso educativo que debe ser renovado periódicamente  basados en  los  nuevos enfoques educativos.  Existe la necesidad de realizar importantes ajustes que den eficientes respuestas académicas, científicas, sociales, tecnológicas y económicas al país.

 

Propósito

 

Abrir espacios de discusión participantes-docentes, en los cuales se formulen alternativas que fundamenten la calidad del sistema educativo superior desde una perspectiva a tono con las necesidades y planteamientos sociales, políticos, jurídicos, cultural y otros campos que tienen que ver con la organización social.


 

 

OBJETIVOS
CONTENIDOS
ESTRATEGIAS DE ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE
ESTRATEGIAS DE EVALUACIÓN
Analizar el papel de las instituciones de educación superior  en Venezuela en el desarrollo del país
 
 
 
 
-Destacar la importancia de los sistemas multidisciplinarios, interdisciplinarios y transdisciplinarios en la educación superior venezolana para la productividad.
 
 
 
-Revisar y analizar la estructura legislativa vigente en materia de educación superior venezolana.
 
-Las instituciones de educación superior en Venezuela y los aportes al desarrollo económico, tecnológico, científico y social.
 
 
 
 
-Sistema multidisciplinario, interdisciplinario y transdisciplinario  en la educación superior
 
 
 
 
 
 
 
 
-Estructura legislativa vigente en materia de educación superior venezolana
-Lectura para el análisis y la reflexión
 
 
 
 
 
 
 
 
-Discusión por grupos de trabajo.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
-Discusión grupal
 
-Planificar actividades por equipo, como Foros, Simposios y Mesas Redondas para la discusión y análisis  sobre el papel de las Instituciones Superiores en Venezuela
 
 
-Elaboración  de resumen sistematizado de la actividad
 
 
 
 
 
-Generar propuestas  de cambios respecto a la estructura legislativa
 
-Presentación de trabajo escrito.
 

 

 

 

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