Entrevista
elaborada por: Beatrice Bressan
La
física tiene mucho que aportar a una vida sostenible, afirma en la siguiente
entrevista el físico y teórico de sistemas Fritjof Capra. La ecología,
considera, no es propia sólo de la biología, sino también de otras muchas
ciencias, incluyendo la termodinámica y otras ramas de la física. Sin embargo,
para contribuir significativamente al gran desafío de generar un futuro
sostenible, los físicos necesitarán reconocer que su ciencia jamás dará lugar a
una “teoría de todas las cosas”, sino que es tan sólo una de las muchas
disciplinas científicas necesarias para comprender las dimensiones biológica,
ecológica, cognitiva y social de la vida.
Fritjof
Capra es un físico y un especialista en teoría de sistemas que consagró 20 años
a la física de partículas antes de centrar su interés en otras ramas de
investigación, a mediados de los 80. Célebre escritor, es autor de Las
conexiones invisibles.
Capra,
que se describe a sí mismo como un educador y un ecologista militante, es
director fundador del Center for Ecoliteray de Berkeley (California), que
promueve la reflexión sobre la ecología y los sistemas en la enseñanza primaria
y secundaria. En esta entrevista, Capra expresa sus conceptos sobre física
moderna y sobre “la educación para una vida duradera”.
Durante
cuatro años, el Festival de la Ciencia de Génova, cuya última edición tuvo
lugar entre el 26 de octubre y el siete de noviembre de 2006, ha sido uno de
los eventos más atendidos por los medios europeos de comunicación científica.
El objetivo de este festival es crear un punto de encuentro de personas e
ideas.
Uno
de los muchos ponentes influyentes del festival de 2006 fue Fritjof Capra,
doctorado en 1965 por la universidad de Viena, y autor de varios bestsellers
internacionales, como el Tao de la Física, La Trama de la Vida y Las Conexiones
Ocultas. En el festival dio una conferencia titulada Leonardo da Vinci: la
unidad de ciencia y arte.
Usted
comenzó su carrera como investigador de la física de partículas y se hizo famoso
por su popular libro El Tao de la Física, publicado en 1975, y en el que se
relacionaba la física del siglo XX con las tradiciones místicas. ¿Esperaba
usted tener tanto éxito con su obra cuando la escribió?
A
finales de la década de los 60, advertí algunos llamativos paralelismos entre
los conceptos de la física moderna y las ideas fundamentales de las tradiciones
místicas orientales. En ese momento, intuí con fuerza que estos paralelismos
algún día serían de dominio público y que debía escribir un libro sobre ellos.
El éxito posterior de la obra superó todas mis expectativas.
Recientemente,
me ha resultado muy gratificante enterarme de que mi trabajo como escritor ha
sido reconocido por el CERN. El CERN recibió hace unos años el regalo de una
estatua de Shiva Nataraja, Señor de la Danza, del gobierno hindú, para celebrar
la relación a largo plazo entre la organización y la India. Allí se instaló una
placa especial que explica la conexión entre la metáfora de la danza cósmica de
Shiva y la “danza” de las partículas subatómicas, tomando varias citas del Tao
de la Física.
La
física de partículas puede verse como un método reduccionista, pero usted aboga
por la visión de los sistemas como un todo. ¿Cuándo comenzó a profundizar en la
teoría de sistemas y qué dirigió sus propias ideas?
En
el epílogo de El Tao de la Física, argumenté que “la visión del mundo derivada
de la física moderna es incoherente con nuestra sociedad actual, que no refleja
la interrelación armoniosa que observamos en la Naturaleza”. Para conectar los
cambios conceptuales en la ciencia con el profundo cambio en la cosmovisión y
en los valores de la sociedad, tuve que ir más allá de la física y buscar un
marco conceptual más amplio. Entonces, me di cuenta de que las cuestiones
sociales principales –salud, educación, derechos humanos, justicia social,
poder político, protección del medioambiente, gestión empresarial, economía,
etc.- todas tenían que ver con los sistemas vivos: con los seres humanos
individuales, con los sistemas sociales y con los ecosistemas. A partir de esta
comprensión, mi interés investigador cambió y, a mediados de los 80, abandoné
las investigaciones en la física de partículas.
Ahora
esta interpretación se ha hecho popular, porque hay un aumento del interés por
las ideas sobre la complejidad. ¿Le gusta ver cómo se está desarrollando la
complejidad?
Sí.
Creo que el desarrollo de la dinámica no-lineal, conocida popularmente como
teoría de la complejidad, en los años 70 y 80 marcan un cambio en nuestra
comprensión de los sistemas vivos. Los conceptos clave de este nuevo lenguaje
–caos, atractores, fractales, bifurcaciones, etc- no existían hace 25 años.
Ahora sabemos qué tipo de preguntas hacer cuando tratamos con sistemas no
lineales. Esto ha producido algunos descubrimientos significativos en nuestra
comprensión de la vida. En mi propio trabajo, he desarrollado un marco
conceptual que integra tres dimensiones de la vida: la biológica, la cognitiva,
y la social. Presenté este marco en mi libro Las Conexiones Ocultas.
¿Cómo
se involucró en el Center for Ecoliteracy de Berkeley?
Durante
los pasados 30 años, he trabajado como científico y divulgador, y también como
educador y activista medioambiental. En 1995, algunos colegas y yo fundamos
este centro para promover la ecología y la filosofía de sistemas en las
escuelas públicas. Durante los últimos 10 años, hemos desarrollado una
pedagogía especial, la “educación para una vida sostenible”. Crear comunidades
humanas sostenibles significa, en primer lugar, comprender la habilidad
inherente a la naturaleza de sustentar la vida, para después rediseñar nuestras
estructuras físicas, tecnológicas y las instituciones sociales en concordancia
con esa comprensión. Eso es lo que queremos decir con “ecológicamente culto”.
¿Qué
éxito atribuye a sus proyectos y cómo mide ese éxito?
Me
siento feliz de poder decir que nuestro trabajo ha recibido una gran respuesta
por parte de los educadores. Hay un intenso debate sobre los estándares y las
reformas educativos, pero basado en la creencia de que el objetivo de la
educación es preparar a los jóvenes sólo para competir en el entorno de la
economía global. El hecho de que esta economía no sirve para preservar la vida
sino para destruirla se ignora normalmente, y ahí el verdadero desafío
educativo de nuestro tiempo: comprender el contexto ecológico de nuestras
vidas, apreciar sus escalas y límites, reconocer los efectos de la acción
humana y, sobre todo, “conectar los puntos”.
Nuestra
pedagogía, “la educación para una vida sostenible” es experimental, sistémica y
multidisciplinar. Convierte los colegios en comunidades de aprendizaje, a los
jóvenes en ecológicamente cultos y les aporta una visión ética del mundo y de
las posibilidades de vivir como personas completas.
De
lo que usted conoce sobre educación a ambos lados del Atlántico, ¿cree que hay
grandes diferencias entre los sistemas educativos de Europa y USA, y cree que
pueden aprender unos de otros?
Los
educadores que asisten a nuestros seminarios proceden de muchas partes del
mundo. Las conversaciones con ellos nos han permitido darnos cuenta de que,
aunque nuestra pedagogía haya inspirado a gente de muchos países (de Europa,
Latinoamérica, África y Asia), no puede ser aplicada como modelo en dichas
naciones de manera directa.
Los
principios de la ecología son los mismos en todas partes, pero los ecosistemas
en que se practica el aprendizaje experimental son distintos, así como los
contextos culturales y políticos de la educación en los diversos países. Esto
supone que la educación para la sostenibilidad necesita una re-invención
continua.
¿Puede
contribuir la física a la visión de la vida sostenible?
Absolutamente.
La ecología es intrínsecamente multidisciplinar porque los ecosistemas conectan
el mundo vivo con el inorgánico. La ecología, por tanto, no es propia sólo de
la biología, sino también de otras muchas ciencias, incluyendo la termodinámica
y otras ramas de la física.
El
flujo energético, en particular, es un importante principio de la ecología, y
el desafío de pasar de utilizar combustibles fósiles a fuentes de energías
renovables es un campo en el que los físicos pueden hacer contribuciones muy
significativas. No es casual que uno de los mayores expertos mundiales en
energía, Amory Lovins, director del Rocky Mountain Institute, sea un físico.
Actualmente,
usted trabaja en un Nuevo libro sobre la ciencia de Leonardo da Vinci. En su
seminario en el Festival de Ciencia de Génova usted explicó que lo que
necesitamos hoy es exactamente el tipo de ciencia que Da Vinci anticipó. ¿Cómo
cree que la física debe –o puede- evolucionar en el futuro? ¿Hay, en su
opinión, un futuro para la física?
Bien,
usted me pregunta varias cuestiones en una, todas ellas muy sustanciosas. No
estoy seguro de si podré hacerles justicia de manera breve. Ciertamente,
podemos aprender mucho de la ciencia de Leonardo. Dado que nuestras ciencias y
tecnologías se han ido estrechando cada vez más en sus enfoques, no se pueden
comprender los problemas de nuestro tiempo desde una perspectiva
interdisciplinar, dominados como estamos por compañías con escaso interés por
el bienestar de los seres humanos. Urgentemente, por tanto, necesitamos una
ciencia que honre y respete la unidad de todas la formas de vida, reconozca la
interdependencia fundamental entre todos los fenómenos humanos y nos reconecte
con la Tierra viva. Ésta es exactamente la ciencia que Leonardo da Vinci
anticipó y esbozó hace 500 años.
Los
físicos tienen mucho que aportar al desarrollo de este nuevo paradigma
científico. En la ciencia moderna, la interdependencia fundamental de todos los
fenómenos naturales fue por primera vez reconocida en la teoría cuántica, y
diversas ramas de la física resultan esenciales para la comprensión completa de
la ecología.
Sin
embargo, para contribuir significativamente al gran desafío de generar un
futuro sostenible, los físicos necesitarán reconocer que su ciencia jamás dará
lugar a una “teoría de todas las cosas”, sino que es tan sólo una de las muchas
disciplinas científicas necesarias para comprender las dimensiones biológica,
ecológica, cognitiva y social de la vida.
Beatrice Bressan es física y divulgadora
científica del Centro Europeo de Investigación Nuclear CERN. Esta entrevista se
publicó originalmente en la revista CERN Courrier, May 2007 p 15. Se reproduce
con autorización. Traducción del inglés: Yaiza Martínez. Copyright CERN.
ASIGNACIÓN: Escriba un ensayo individual, de tres páginas, sobre el pensamiento de Capra relacionado con las Ciencias de la educación. Enviarlo al correo. (Hay un 25% de la evaluación que no lo definí directamente, sino que se lo ganan participando e interactuando por el blog de manera individual).
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